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La bendita llegada de Martí Gabarró

Cuando uno va al pabellón Joan Ortoll de Calafell, no lo hace solo para ver hockey sobre patines. Los días de partido en esa localidad pesquera de la Costa Daurada se respira algo especial. A Calafell lo envuelve un aura casi mística que despierta unas sensaciones solo comprensibles para aquel que lo haya vivido. A uno le entran ganas de pasearse por sus calles, llegar con tiempo más que de sobras al partido, y poder así estar entre su gente. A uno le entran ganas de escuchar las conversaciones ajenas previas al partido, de ver corretear a los niños fuera del estadio, de sentir cómo su afición disfruta los momentos previos al encuentro. Lo cierto es que en Calafell el espectáculo va mucho más allá de los dos equipos midiéndose en la pista.

Pero este año, sin embargo, en Calafell se había olvidado esa sensación. Los partidos a puerta cerrada y la gente en sus casas, nos habían quitado la oportunidad de disfrutar de este gran ambiente. Parecía que el Joan Ortoll había perdido algo de chispa.

A mitad de temporada, el equipo tuvo que buscar un recambio urgente para Àngel Rodríguez, y se fijó en un joven jugador de la cantera blaugrana, Martí Gabarró. Y, pese a que nadie dudaba de su enorme calidad, era inevitable que existieran dudas sobre cómo iba a adaptarse el jugador a su nuevo equipo, y más aún, a la OK Liga.

Martí ya nos mostró desde el primer día que era un jugador con descaro en pista, que no iba a achantarse ante la presión. Desde su llegada trabajó por el equipo, tanto en labores ofensivas como defensivas. En pocos partidos se ganó el respeto de toda la afición, a la par que ganaba protagonismo en pista. Lo que parecía un fichaje realizado con prisas, resultó ser la irrupción de quien ya es una pieza clave del CP Calafell. Con Martí Gabarró vestido de verdiblanco, el equipo recuperó esa chispa que parecía haberse ido.

La prueba de fuego definitiva se produjo cuando finalmente volvió a permitirse la entrada de público en los pabellones, y las gradas del Joan Ortoll volvieron a llenarse de su magnífica afición el mismo día del derbi del Baix Penedés. Ese día Martí jugó con la valentía que le caracteriza pese a la presión añadida. Una semana después, de nuevo con el Calafell luchando por la salvación, el jugador de Torrelavit marcó dos goles frente al CH Lloret (equipo contra el que debutó con el FC Barcelona).


De esta forma, el destino quiso traer a Martí Gabarró a este precioso pueblo costero, para que así Calafell pueda disfrutar de la magia de este joven talento, y Martí pueda disfrutar de la magia de Calafell.



FOTO: ALBA TARRES

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